jueves, 29 de julio de 2010

Dama nocturna

Ahogué tantas veces tu rostro
en una hoja blanca
por evitar las luces en mi vida
y el ruido de tus pasos en mi alma.

Sin embargo, sentía tu presencia
en las noches.
Te acercabas con lentitud de equilibrista hermosa
caminando sobre una delgada soga
con la mirada fija a mis ojos.

Cruzaste el peligroso abismo de la ficción
y decidiste hacerte realidad.
Tomaste un nombre, un cuerpo y mi mano.
Y yo tomé tu dirección, tu número telefónico,
tu mundo.

domingo, 6 de junio de 2010

Resurreción

No es posible que hayas muerto
y que tu rostro, el que amaba,
se levante, y caminando por las calles
vaya sin conocerme.

Es extraña la vida entonces y toda
la ciudad un comienzo de la nada.
Sin sentido, que vuelva a aprender
el abecedario del vacío. Acostumbrarme
a un cuerpo sin memoria
a los pasos y a mis huellas digitales

Todo es nuevo pero los sueños me recuerdan
el corazón que tuve y que creció contigo,
los sentimientos que perdì.

miércoles, 2 de junio de 2010

Perdì la mirada

Perdí la mirada entre tu pelo
que el viento levantaba
cuando abril era en los balcones un pájaro
triste que vivía en mi corazón.

Pero aprendí que en la oscuridad
también se puede encontrar la vida,
que ciego se puede leer aquella página
que el amor escribe en tu nombre.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Los niños

En sus manos miran el callado
camino del desierto y la inicial del mar
cuando cae la lluvia en los tejados,
y el gato negro del viento entra por las ventanas.

Los niños escriben canciones con sus pasos.
Hablan con la sombra del silencio si están solos,
y juegan con arañas de luz
que caen de los árboles.

Viven una sola vez en un país dibujado,
por eso son semillas blancas, latidos de la tierra.
Abrazan el mundo bajo el calor de unas palabras,
y son sueños mientras duermen.

Algunas veces se esconden detrás de unas lágrimas.
Y otras, cuando llega la noche y el frío,
escapan por la luna.

viernes, 12 de febrero de 2010

Solo regresé a mí

Regresé a mí
solo, por la mañana ,
cuando la cama
dejó los cigarrillos y la luna
las habitaciones.

Perdí el e-mail
de tu corazón sin carreteras,
y el número de la matricula del auto
que indicó la hora de irte.

Nunca conocí humillación
a la que la sombra de mi mano
sujetase por un tiempo,
para sobrevivir.

Yo estaba sobrio aquella tarde
bajo los faroles de la noche transeúnte
esperando que fuera mentira
la puerta cerrada de tus labios…

lunes, 25 de enero de 2010

Haitì

Haití

Hay un lugar abierto en mis manos
por los niños que comen galletas de lodo
por las lluvias que desbidujan tus ríos
por los árboles que se volvieron humo
por tu rostro llorando en el agua
por la piel vestida de polvo
por los ómnibus volcados en medio del camino
por el frío de las 4 de la madrugada
por la madre que no vio llegar al esposo
por el padre que no llegó a dormir con la esposa
por el joven hijo que no llegó a la cena de casa
por la casa que no llegó a la cena de casa.

Haití

Hay un lugar herido en el mundo
por las lágrimas de un Dios
que se durmió en el escritorio
por la biblioteca que escribirá de otro color tu nombre
por el niño que encontró deshojada la lluvia
por los ojos que se desbordaron de tierra
por las horas que se escaparon del alma
por una tuberculosis que llego muy temprano
por el sida que infecto las estatuas
por la ropa tendida que se voló del cordel
por las rodillas que se cayeron por un padrenuestro
por los cuerpos que corrieron a ninguna parte
por los cubiertos que se ahogaron junto a las ollas


Por la canción que se escapo del sueño y no tuvo a donde ir
por la puerta que no abrió ninguna salida
por los 10 mil muertos, por los 20 mil muertos
por los 50 mil muertos…
por las escuelas destruidas en las escuelas
por la pobreza que sobrevive calentando sus manos en una hoguera
por el terremoto, por las inundaciones, por los niños
Que todavía no aprendieron a hablar un lenguaje
por el que perdió sus libros en el miedo
por las sábanas de la muerte que durmieron tantas gentes
por el niño que abrió sus brazos al aire
por la niña que abrazo al frío
este poema también esta herido

sábado, 9 de enero de 2010

Enero
















No tendrás conciencia de lo que dijiste ayer,
y yo cumpliré, sin querer, un deseo
que volverá en cenizas mis palabras.
Y como un niño que aprende a llorar sobre un lenguaje nuevo
que se enreda con la lluvia.
Te leeré un poema mío
que escribí después de tus palabras, de tu tono de voz
y de tu juventud.