domingo, 28 de diciembre de 2008

Playa

Mi voz empuja sus olas
y desciende, como un niño
viene a abrazarme la marea.
Es mentira mi edad
puesta en la arena.
Yo recuerdo que
el agua me cubria la respiración
y las palmeras cercanas
rasgaban mis dedos.
Me agripaba a veces,
e hizo que mi padre
dejara de hablarme

y asi fue.

Nunca me limpio una lágrima.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Días sutiles

Cuando no se tocar
tu perfume
y miro frágilmente
las quebradas de las líneas de tus manos
y finjo luego
que no he visto nada.
Es porque en mi celda
suenan pájaros de hierro.
Porque yo te he visto
tomar un helado con amigas
frente a mí, con una duda de hojas
de diciembre entre los párpados,
como un jardín sin estaciones
que toma la impresión de sombras e inquietudes.

Y es que todas las calles son una hoja blanca
donde te escribes solemnemente ante la luz.
Y a veces cruzas la mirada,
trayendo indiferencia en la cartera
o un café instantáneo para
tomarlo después con una idea.

A veces, cuando busco una razón
que pueda descifrar
de tu corazón enredado entre la gente
y leo cuadernos o revistas
pienso que los años han pasado
perdidamente, sin hablarte
ni hacerte caer libros o cuadernos.

Al parecer todo es instinto
de piel y de relojes. Nada ha concluido
porque todo se desata
la sangre oculta de los labios.

Y aún no has pronunciado
en una esquina nuestros nombres
porque no lo sabes
o porque tal vez lo has escondido
entre papeles, sin querer
como una tinta de lapicero
que se te queda entre las manos
al cruzar una acera
o al verme verte
a escondidas
detrás de mí
y de mi vida...

jueves, 11 de diciembre de 2008

Insomnio



















Nunca he pretendido
abrir más de la cuenta
la mirada
porque los sueños se van
desde los ojos
y las manos.
Y la madrugada no distingue
su piel blanca.
Con voz de grillos
y golpes de reloj en mi cabeza
comprendo que mis pensamientos
nunca llegaron a borrarte
y que me dolía la memoria
por un ave muerta
que guardo una lagrima
bajo mis párpados.